El hombre del balcón es la tercera entrega del comisario Beck. Éste se marcha a Motala a ayudar a Ahlberg con el caso de «un chatarrero que se abrasó ayer», un antiguo perista. Realmente el viaje es una excusa para escapar unos días de su vida familiar (la relación con su esposa no mejora) y visitar a un amigo al que conoció tres años antes cuando investigaron el caso de Roseanna.

Mientras Beck está fuera, sus compañeros se enfrentan a un atracador que opera en los parques de Estocolmo. A su vuelta el atracador continúa campando a sus anchas ante la impotencia de la policía.

«La descubrió nada más entrar en el parque y enseguida adivinó el camino que tomaría. Era una mujer rolliza de mediana edad, con abrigo, paraguas y un bolso grande. Prometedor. Tal ver la dueña de un quiosco. Se levantó y se puso el chubasquero, cruzó el césped en diagonal y se agazapó tras los arbustos. La mujer se iba acercando cada vez más, andando por la senda del parque, ahora casi la tenía enfrente… y dentro de cinco segundos, quizás diez… Con la mano izquierda se caló el pañuelo hasta el puente de la nariz…»

Un giro en la novela añadirá más presión al grupo del comisario Beck. Mientras organizaban patrullas para intentar dar con el atracador, se encuentran con el cadáver de una niña de nueve años. Granlund «pensó en los padres de la niña, que estarían en casa viviendo una espera angustiosa, y rogó para sus adentros no tener que ser él el agente encargado de comunicarles la verdad».

En la resolución del caso asistiremos a los interrogatorios u oiremos las grabaciones de los mismos («Interrogatorio con Eva Carlsson, nacida el 5 de febrero de 1959. Interrogadora: la subinspectora Sonja Hansson»), las declaraciones de los testigos (alguna pondrá en un aprieto a Kollberg), arrestos, la desazón de la policía cuyos mandos ordenan una redada ante «la falta de rumbo en las investigaciones y una cierta sensación general de que algo había que hacer. La situación era, sin duda, muy grave». La pista de un billete de metro y el testimonio de un testigo insospechado comenzarán a arrojar algo de luz. Además contarán siempre con la prodigiosa memoria de Melander.

A lo largo de la novela, además de las pesquisas policiales, Maj Sjöwall y Per Wahlöö nos irá mostrando a través de los investigadores una imagen de una Suecia en la que la droga comienza a hacer estragos. Por ejemplo, mientras Martin Beck está esperando su tren para partir a Motala recibe el ofrecimiento de unas fotografías de una adolescente y reflexiona sobre «Veinticuatro años atrás, los policías saludaban a la gente que se les acercaba, fueran o no comisarios. ¿No era cierto? Por aquel entonces, las chicas de catorce años no se hacían fotos desnudas en fotomatones para luego vendérselas a comisarios de policía y conseguir un dinero extra para comprar droga». Kollberg «dio una vuelta por Mariatorget estudiando con detenimiento los grupos de jóvenes que se arremolinaban en torno a los arrietes y el quiosco. Sabía que este era el lugar en que los colegiales y otros chavales se encontraban con los pequeños traficantes de droga. Por aquí pasaban a diario cantidades considerables de hachís, marihuana, preludina y LSD, todo a escondidas, de la mano del proveedor a la del comprador. Y los clientes cada vez eran más jóvenes (…) Había oído que ofrecían jeringuillas a colegialas de diez u once años. Y la policía no podía hacer mucho para remediarlo. Simplemente carecían de recursos suficientes». También reflejarán las manifestaciones contra la intervención de Estados Unidos en Vietnam y denunciarán «la criminalización creciente de la sociedad, esa comunidad que, a fin de cuentas, no era sino producto de él mismo y de las demás personas que vivían y participaban en ella».

Maj Sjöwall y Per Wahlöö, considerados como los padres de la novela negra nórdica, fueron también traductores de obras del comisario Maigret de George Simenon y del distrito 87 de Ed McBain. De hecho, una de las tramas de El hombre del balcón es muy parecida a la de El atracador de mujeres (The Mugger) de Ed McBain. Ahí les dejo dos recomendaciones, dos policíacos de dos maestros.

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