Paul Cain comenzó a colaborar en Black Mask en 1932, poco después de que Dashiell Hammett la abandonara definitivamente (Hollywood era mucho más generoso en sus emolumentos que la revista). Hay cierto debate sobre si Joseph Shaw, el director de Black Mask, incitó a Paul Cain a convertirse en el sustituto de Hammett o si era el propio estilo de Paul Cain. En todo caso, en palabras del propio Shaw, Cain «en asuntos de dureza sombría» era superior a Hammett. «Dash (Hammett) se detenía en el umbral, (Cain) iba hasta el fondo». No en vano, esta obra sería catalogada por Raymond Chandler como «ultra hard-boiled«. La carrera literaria de Paul Cain fue breve. La mayor parte de su obra se publicó entre mayo de 1932 y diciembre 1936. En 1946 saldría el título Seven Slayers, con siete de las doce historias publicadas en Black Mask.

Para escribir Fast One, Paul Cain, al igual que hiciera el mismo Raymond Chandler, canibalizó la trama, personajes e historias de relatos publicados en Black Mask: Fast One (marzo 1932), Lead Party (abril 1932), Velvet (junio 1932), The Heat (agosto 1932) y The Dark (septiembre 1932) para su novela.

Fast one tiene un protagonista: Kells, un tipo que está bien conectado en los bajos fondos. Kells recibe la oferta de uno de los mafiosos, Jakie Rose, de ganar un cinco por ciento de las comisiones que saquen del negocio del juego a bordo del barco Joanna con tan sólo hacer acto de presencia. ¿La razón? «Se supone que tú eres un buen amigo de Fay. Si tú lo eres o no, ni me importa. Lo que realmente importa es que todo el mundo lo cree, si tú estás a bordo de vez en cuando parecerá que todo está bajo control como si Fay y yo hubiéramos hecho un trato».

En el trasfondo está la guerra entre diferentes bandas para eliminar los barcos que fondeaban en aguas internacionales y que se hacían competencia en el juego ilegal y drogas en Los Ángeles.

Kells rechaza la propuesta de Jakie Rose porque «siempre me ha ido bien por mi cuenta». En su casa le dan el recado de que Dave Perry le había llamado en dos ocasiones y que le devolviera la llamada o fuera a su verlo. Como no puede localizarle por teléfono se acerca a su ático. Sin embargo, cuando llega se encuentra con Doc Haardt, «tumbado bocarriba, mitad dentro, mitad fuera de la franja de luz. Había un marca redonda, azulada en un lado de su garganta y, mientras Kells la observaba, fue haciéndose más grande, roja». Hay una pistola de pequeño calibre cerca del cuerpo. Según le cuenta Ruth Perry, amante del protagonista, «un tipo pequeño con gafas» obligó a su marido a llamar a Kells. Luego le disparó. Llaman a la puerta. Kells huye sin que le vean, pero antes borra las huellas del arma, noquea a Ruth Perry, para facilitarle el testimonio de que él nunca ha estado allí, y no se olvida de hablar con el taxista que le ha traído y con la telefonista ha estado intentando devolver las llamadas a Dave Perry. Así borra su rastro, pero es consciente de que le han intentado tender una trampa. ¿Rose o Fay?

Fast one se desarrolla en un Los Ángeles corrupto, con policías, medios de comunicación y políticos que se compran o se venden como «El señor John R. Bellmann, el jefe máximo del gobierno reformista, el político del club de mujeres y, en casa y en compañía íntima de Jack Rose, jugador profesional, coronado como el príncipe de los bajos fondos occidentales y una pareja, bueno, y damas de dudosa reputación». Kells conoce a todos, pero no todas las posibles conexiones o intereses compartidos por rivales que no le hacen ascos a una cuota mayor del pastel del alcohol y drogas o a eliminar la competencia (mafiosa o política). Kells se moverá en un equilibrio precario entre unos y otros para intentar salvar el pellejo (en cierta manera uno no puede obviar Cosecha Roja en esas decisiones maquiavélicas). Para terminar de complicarlo se hará con unas fotografías comprometedoras de uno de los políticos que se presentan a las elecciones.

En Fast One, Kells no filosofea o reflexiona, es pura acción. Lo que sabemos lo sabemos por sus acciones o los diálogos en los que se nos da la información crucial. Un movimiento de ojos, un ademán es suficiente para que Kells comprenda o indique que es el momento de tirarse al suelo, de arrebatar el arma o golpear al que le ha secuestrado, le apunta o amenaza. Las persecuciones en coche, balaceras, peleas, pérdidas de consciencia jalonarán la historia que avanza a ritmo frenético. Sobre la novela sobrevolará la duda constante sobre Ruth Perry. ¿Fue testigo o cómplice en el asesinato de su marido? ¿Traicionará a su amante? ¿Merece la pena arriesgar la vida por ella?

Como curiosidad, Fast One fue escrita, según el mismo Paul Cain, por una apuesta. Además habría firmado la adaptación al cine con un tal Gary Grant (Gambling, Ship o Casino del mar) que se estrenó en el mismo año en se publicó la novela, en 1933. Sin embargo, en los títulos de crédito no figura, como en muchos de los ensayos de novela negra.

Fuentes:

Dictionnaire des littératures policières sous la direction de Claude Mesplède Ed Joseph K., 2003, nouvelle édition 2007

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