«Cada lector o lectora es diferente. Soy un librero, no un licenciado en filología cuyo criterio dependa de qué profesores haya tenido. Atesoro más información. La información que le daré al lector o lectora para que su tiempo de lectura sea agradable e interesante» Esto lo podemos leer en la letra «L». Paco Camarasa ha escrito Sangre en los estantes siguiendo el orden en que hubiera colocado las novelas en la librería, ya mítica, Negra y Criminal. Un orden alfabético personal porque nos comentará todos los autores del género «negrocriminal» como si se estuviera tomando con nosotros un vino. Es un libro para leer y releer. Un libro de cabecera que te guía, te aconseja y te anima a leer más y más.

Muchos de los autores mencionados visitaron Negra y Criminal, firmaron libros y se pusieron la camiseta negra. A otros los conoció personalmente en distintos festivales del género negro o ferias del libro. De todos ellos habrá una pincelada, una anécdota, un recuerdo entrañable que hará más humano a cada uno de sus autores. Por ejemplo, me sorprendió leer que James Elrroy quiso comprar la librería y que «el perro diabólico y furioso de la novela americana se nos mostró (…) como un hombre ingenioso, agradable y simpático» o los abrazos tan especiales de Márkaris.

Reivindicará también autores que no han recibido el reconocimiento merecido, como cuando menciona a Yasmina Khadra, Moussa Ronaté, Dris Chraibi, Abasse Ndione… «Quizá sea nuestro eurocentrismo el que nos hace leer sólo la orilla norte del Mediterráneo. Aquí, en la novela negra, el sur también existe». Son textos breves, concisos los que dedica a cada autor desde Allan Poe, sin ánimo enciclopédico y muchas veces con un toque irónico o humorístico. Así, cuando nos presenta a uno de los policías protagonistas de las novelas de Ed McBain, Steve Carella, «casado con una mujer sordomuda (según Maj Sjöwal, si conoces a la mujer de McBain, que no para de hablar lo entiendes perfectamente)» o a Jo Nesbo, dispuesto a trabajar en la librería para llevarse la camiseta homenaje a Jim Thompson que llevaba el librero «ya sabía que era su escritor favorito». También habrá momentos para la crítica a los editores que no supieron ver a ciertos autores o sueños como «ser testigo del encuentro y la larga conversación que en el Festival de Grenoble, en 1998, tuvieron Andrea Camilleri, Jean-Claudo Izzo y Manuel Vázquez Montalbán«.

Un librero enamorado de su profesión, como su mujer Montse Clavé, a quien dedica el libro y con quien compartió durante doce años el sueño de la librería Negra y Criminal («Siempre dijimos que éramos la librería más conocida de España, pero la menos visitada») 

Paco Camarasa nos ha compartido en Sangre en los estantes sus conocimientos, sus lecturas personales, sus experiencias y consigue que todos salgamos cargados con un montón de libros en nuestra próxima visita a una librería. Huelga decirlo: Un imprescindible para los amantes del género negro.

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