El manuscrito Godwulf se publicó en 1974. Robert B Parker, tan solo tres años antes se había doctorado en la Universidad de Boston con una tesis que llevaba por título: El héroe violento, herencia salvaje y realidad urbana: Un estudio del detective privado en las novelas de Dashiell Hammett, Raymond Chandler y Ross MacDonald. Esto era toda una clara declaración de intenciones para un veterano de Corea que afirmaba que sus retratos del hampa no provenían de la guerra precisamente. «Estuve en la infantería, en Corea, y coincidí con bastante gente malvada. Pero a los peores que jamás he conocido me los encontré cuando trabajaba en la Universidad».

De hecho, Robert B. Parker se planteó el escribir como una forma de poder dejar su «odiado» trabajo de profesor. Tampoco será de extrañar que su primera obra esté ambientada en la universidad y que su protagonista, el detective Spenser, compare el salón universitario con una casa de putas en las primeras líneas. Robert B. Parker nos presenta a su detective en el despacho del rector. Es un Spenser descarado que no duda en cortar a su interlocutor para que vaya directo al grano o en sugerirle que alquile «el fondo sur de su despacho para plazas de aparcamiento» cuando se entera de que no tienen los cien mil dólares para pagar el rescate del manuscrito Godwulf robado. Además, hay otra dificultad: las condiciones de conservación del manuscrito. Ha de mantenerse en una temperatura controlada, humedad apropiada… Spenser debe recuperarlo cuanto antes.

«Tengo treinta y siete años y no se me da bien la charlatanería, señor Forbes. Si me paga y hace sus impresiones de Pat O´Brien en algún otro sitio, veré si puedo encontrar el manuscrito».

Carl Tower, el responsable de seguridad en el campus, le dará la primera pista y la persona por la que comenzar la investigación: Terry Orchard, la secretaria de la agrupación SCACE (Comité estudiantil contra la explotación capitalista)

Spenser vive en Boston, no es Los Ángeles y, cuando apaga la televisión, se entretiene intentando reproducir «la estatua de bronce de un indio a caballo» tallándola en madera. De madrugada, recibirá la llamada de Terry Orchard. Necesita ayuda. La novela dará un giro y lo que era un simple robo pasará a ser un asesinato.

Spenser tiene en común con Marlowe que los dos tienen apellidos de autores ingleses del siglo XVI y que los dos trabajaron para el fiscal, Spenser en concreto para el del condado de Suffolk. También comparten la causa del despido: insubordinación. «Es una de las cosas que sé mejor hacer». Tampoco le falta la sorna de Marlowe. Cuando el inspector encargado del caso se encuentra con él intenta dejar claro sus límites:

«Usted no trabaja ya para el fiscal del distrito, buen hombre, está trabajando en mi lado de la calle, y si pone en el medio le daré tal patada en el culo que lo mandaré volando a la alcantarilla de la que ha salido.

—¿Puedo tocarle los bíceps?»

En ocasiones se ríe de sí mismo. «Cathy Connelly vivía en el apartamento 13. Dado el tamaño del edificio, supuse que estaría en el segundo. Me equivocaba. Estaba en el tercero. La observación es mi oficio».

En cuanto a las mujeres, Spenser cede fácilmente a las tentaciones. No hace ascos a las proposiciones que recibe. En concreto, hay una escena que recuerda a la escena de Marlowe con Carmen Sternwood en El sueño eterno. La reacción de Spenser será diametralmente opuesta, al inicio tiene reparos «pero, en general, mi mente decía “sí, sí, sí”, así que la tumbé en la cama y aparté las mantas».

No faltan referencias a películas clásicas, como cuando se encuentra con la secretaria del responsable de seguridad del centro. «De todas oficinas que hay en todas las ciudades del mundo, tenía que entrar usted en la mía… —su expresión no cambió. Empecé a decir algo como “si quiere algo, silbe”, pero entonces apareció (…)»

Destaca las descripciones de los atuendos de los distintos personajes, especialmente la secretaria de Tower: «Aquel día llevaba un traje pantalón negro, con un enorme corazón rojo encima del pecho izquierdo. Zapatos de plataforma rojos y pendientes de esmalte rojo. Desde luego, me recordaba» o «entró una rubia recién salida de un colegio mixto, con botas altas blancas. Vestía una prenda de ante morado demasiado corta para ser una falda y demasiada larga para ser un cinturón»

La trama, como con Chandler, es lo de menos. Lo importante es el personaje.

Un personaje que conocerá en la segunda entrega de la serie, Dios salve al niño (God Save the Child, 1974), a la que posteriormente será su pareja, con sus más o sus menos, Susan Silverman. Una mujer independiente, psicóloga que muchas veces confronta con Spenser y le hará ver lo que él no se atreve a reconocer o no es consciente. Muchos han visto en este personaje a la que sería su esposa, Joan Hall. Robert B. Parker La conoció cuando tenía tres años y Joan le arrojó un helado de cucurucho. Se casaron, se separaron y se volvieron a casar y no se volvieron a separar. Por cierto, muchas de sus novelas están dedicadas a Joan.

Otro personaje que hará historia es Hawk, el ángel de la guarda negro que hará todo aquello que la frontera moral de Spenser le detenga, pero no entrará en escena hasta la cuarta novela Tierra prometida (Promised Land, 1976). Hawk es un matón de la mafia al que Spenser avisa de una trampa que le tiende la policía y que posteriormente le devolverá el favor negándose a asesinarlo.

«—¿Cuánto te ofrecieron?

—Cinco de los grandes.

—Eso es insultante.

—Deberías estar orgulloso de mí —dijo Hawk—Fue lo que le dije. Le dije que no lo haría por menos de diez»

El manuscrito Godwulf obtuvo buenas críticas, pero no fue hasta seis años más tarde, con la sexta entrega de la serie, Buscando a Rachel Wallace (Looking for Rachel Wallace, 1980),cuando Robert B. Parker se convirtió en un escritor famoso. Un año antes había dejado su trabajo como profesor y se había dedicado plenamente a la escritura. Solo de la serie Spenser escribió treinta y nueve títulos, entre 1974 y 2011.

Como no podía ser menos, Spenser tuvo una adaptación televisiva que duró tres temporadas, desde 1985 a 1987. El actor seleccionado para el papel de Spenser fue Robert Urich. Para Robert B. Parker no era el actor adecuado. Urich venía de haber interpretado a uno de los novatos en la serie S.W.A.T y había sido el detective Dan Tanna en VEGA$. Como tenía el derecho a vetar al intérprete principal preguntó a su agente quién le sustituiría. La respuesta fue Erik Estrada, el de CHiPS, patrulla motorizada. El autor consideró que Robert Urich era un gran acierto.

Por último, además de señalar que Robert B. Parker es autor de novelas del oeste y guiones de cine, no puedo terminar sin mencionar que fue el elegido para completar la novela que Raymond Chandler dejó incompleta Poodle Springs y que se atrevió con una secuela a El sueño eterno que tituló Perchance to Dream. Les podría decir que hubo críticos que consideraron una un acierto y la otra prescindible, pero como no las he leído, para ser honestos no me extenderé más. 

Fuentes

In pursuit of Spenser – Edited by Otto Penzler- BenBella Books (2012)

Cracking the Hard-Boiled Detective: A Critical History from the 1920s to the Present – Lewis D. Moore – McFarland and Company, Inc. (2006)    

Dictionnaire des littératures policières sous la direction de Claude Mesplède – Edit. Joseph K (2007)

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