«Apuntes de un vendedor de mujeres» nos traslada al Milán de 1978, más concretamente a la noche milanesa donde «a partir de una determinada hora, solo hay policías, artistas, delincuentes y putas. Siempre ha sido difícil distinguir quién era quién». El protagonista conocido por su pseudónimo, Bravo, nos cuenta su historia en primera persona. Ha descubierto su profesión cuando se ha percatado de que había «mujeres dispuestas a vender su cuerpo por dinero» y «hombres dispuestos a gastarse el dinero con tal de poseer ese cuerpo. Hacía falta avaricia o rencor o cinismo para mediar en estos intercambios. Yo tenía los tres». A la salida de una timba donde ha ganado uno de sus amigos de la noche, Daytona, éste ve una chica que trabaja en el servicio de limpieza. Es una mujer hermosa. Daytona le pide que medie y él se acerca a ella. Se llama Carla. Le ofrece el equivalente a un «mes de sueldo por dos horas de trabajo». Cumple su cometido y se retira a su apartamento.

Vamos conociendo el ambiente de la noche, las mujeres y los clientes que contactan con Bravo. Los problemas que tiene una de sus chicas, Laura, de la que se ha encaprichado un mafioso, Salvatore Menno y cómo se mueve Bravo en esas aguas turbulentas de empresarios, políticos…. En el trasfondo está el secuestro de Aldo Moro y los terroristas de las «Brigate Rosse».

Todas las noches cuando vuelve a su apartamento se encuentra con Lucio, un vecino ciego y guitarrista con el que Bravo conversa con la excusa de un café y con el que juega a los acertijos. A través de él se entera de que un hombre del barrio ha ganado un premio millonario en la quiniela. Bravo utilizará esta información con el jefe de Salvatore Menno. En paralelo, Carla le solicita a Bravo trabajar para él. Su primer trabajo será acompañar a dos mujeres para un encargo de tres políticos.

La mirada del personaje en ese comercio de cuerpos y dineros es siempre fría, descreída, realista. Todo ello condicionado por un dato que nos revela al principio «no tengo polla», más adelante descubriremos por qué se la han seccionado. Tampoco existe Pretty Woman. Una de las prostitutas lo dice claramente: «Bravo, tengo veintiséis años y soy una puta (…) Me puedes llamar como quieras. Las definiciones para hacer el término menos crudo son muchas. Azafata, acompañante, mujer de representación… Y cuando haya pasado el tiempo me encontraré siendo una puta vieja. No quiero terminar mi vida así».

Es una novela que dividiría en dos grandes partes. La primera parte tiene un tono más negro y reflexivo, en el que se va construyendo el ambiente y siendo testigos de la vida de una persona que ha encontrado su acomodo en la noche milanesa y donde todo tiene un precio, policía incluida.

«Stefanno Milla, inspector de policía en la comisaría de la calle Fatebenefratelli (…) con él no tenía una relación de amistad, solo de colaboración profesional, si así se puede llamar. Aquella que puede existir entre uno como yo y un policía dispuesto a cerrar un ojo. Y, si fuera necesario, también una buena recomendación para que otro lo cierre también. No era propiamente corrupción, solo un providencial cinturón de seguridad en caso de impacto frontal». Le pagará lo suficiente para «algún vicio o le concedía irse con alguna de sus chicas. Nunca he logrado averiguar cuál de los dos reembolsos le podía agradar más»

La segunda parte, a partir de ese primer trabajo de Carla con sus dos compañeras «Apuntes de un vendedor de mujeres» dará un giro radical a la historia. Se precipitarán los acontecimientos y Bravo deberá emplear todos sus conocimientos y contactos para intentar escapar indemne. Se convertirá en un thriller que te dejará sin aliento.

Faletti declaró en más de una ocasión que él aprendió a escribir gracias a sus lecturas de Stephen King y Mickey Spillane (el creador de Mike Hammer). Por último, «Apuntes de un vendedor de mujeres» fue un best-seller en Italia y se estrenó su versión cinematográfica en 2021 con director Fabio Resinaro.

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